20/8/07

ROBOTS, ABSTENERSE.

Mostrar y demostrar nuestros sentimientos, esa es la cuestión. Hoy en día si bien los hombres andan derramando lágrimas públicamente sin ningún problema, se saludan con un beso en la mejilla y un abrazo –algo reservado solo para mujeres hace unos años atrás-, todavía existen ciertos prejuicios en algunos lugares. Me refiero específicamente a nuestro ámbito laboral dónde debo reconocer que son las mismas mujeres las que discriminan a los que ellas entre líneas clasifican como “débiles”. Típicas trepadoras, van tejiendo la trama con los siguientes elementos: Nunca se quejan, jamás se les escapa una lágrima porque en realidad sus ojos están fuera de foco; jamás cruzan su mirada con el interlocutor de turno, son tan reservadas que toda información importante es celosamente guardada en un cajón con llave ó en el disco rígido de la computadora cerrada bajo una misteriosa contraseña. Ningún trabajo está fuera de su alcance, si no comprenden lo que les indica su jefe igual lo escuchan con cara de “comprender todo a la perfección y con la promesa de hacerlo lo antes posible” dejando de lado almuerzo –esa pavada puede esperar-, necesidades biológicas, -“y bueno, respiro hondo”, como para dar un ejemplo. Son las que tratan fundamentalmente de diferenciarse de las otras cuando descubren “su punto débil”, o sea si advierten que es lo que saca de quicio a nuestro jefe ellas hacen todo lo contrario aún en contra de su propia personalidad, por lo que terminan siendo esclavas de sus superiores y perdiendo de a poco sus propias energías. Advierto que si una de ellas se cruza en mi camino no sólo no va a poder terminar de tejer su “tramado” sino que va a terminar enmarañada en su propia red. Está bien querer progresar, usar estrategias, facilitar el trabajo, pero lo que nos hace singular es mostrarnos como somos, y si cuando se justifica, no nos quejamos, el veneno queda en nuestro interior y no hace falta decir en que se transforma, si no demostramos nuestros miedos no somos humanos, nos convertimos en “Robots”, y no creo que a nadie le guste tener como empleado a alguien que tenga como cabeza una P.C. y como corazón una placa de hierro. (Si te sentís identificada, hacés bien, todavía estás a punto de cambiar).

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