12/8/07

CUANDO LAS HORMONAS DOMINAN

Algunos médicos dicen que las mujeres somos “Hormonadependientes”, mujeres, claro, siempre a nosotras se nos adjudican todos los males. Puedo dar fe que a veces hay excepciones, esta vez no estamos solas ¡Y no me lo contó nadie, lo sentí en vivo y en directo!. Hace unos días fui a una librería a la que no iba hace unos meses para anillar mi última “Obra Maestra”, ya debidamente registrada, siguiendo el orden recomendado para que esté todo bien clarito cuando tenga que enviarla a quien corresponda. Confiando en la excelente atención del chico que hace las fotocopias- que como dije, hace unos meses no veía-, fui con el tiempo justo, ya que después tenía que ir a trabajar. Primero me dijo que el anillado iba a estar en media hora, como siempre insistí, me hice la víctima, la suave, la dulce, algo que nunca falla en estas circunstancias, y el flaco en cuestión, hizo el trabajo en menos de diez minutos por reloj. Hasta aquí todo perfecto. Claro cuando me fui me quedé pensando porque no dijo que sí del primer momento, tal vez no tenía ganas de trabajar, porque tenía cara “traste paspado”. Es sencillo, mientras todo le va “creciendo” le disminuye la paciencia. ¡Qué lástima! Uno más para agregar a la lista de intolerantes y ¡No es mujer!.Tengo la buena costumbre de llegar a casa y revisar todo el material antes de entregarlo y para mi desgracia descubrí que había cometido un pequeño error y debía reemplazar dos hojas, o sea que tenía que volver a ver al “paspadito” aún en contra de mi voluntad. Al otro día, con la carpeta abajo del brazo, llegué a la librería y obviamente esperé mi turno: diez minutos le llevó a nuestro chico en cuestión hacerle las fotocopias a la mujer que estaba antes que yo. Cuando me tocó el turno –sacando de la galera a mi personaje más sonriente- le mostré el modesto cambio que debía hacer. Me contestó cual mujer en pleno proceso “ovulatorio” : “Ah...no, vas a tener que esperar a que atienda a otro primero...” Todo tiene un límite, pensé y ahí saqué a la “Alejandra original”, no me quedaba otra, a esta altura no me pasa nadie ¿OK?. Entonces le contesté: “No creo que tardes tanto para reemplazar dos hojas, y yo ya esperé mi turno, no tengo más tiempo”. El flaco con su peor cara hizo el trabajo que juro ¡No llevó más de tres minutos”. Obvio que cuando terminó, no sabía a donde meterse y ahora con una sonrisa me entregó la carpeta. Le pregunté cuanto era y me respondió con cara de tomate perita “No, nada, Je” Respuesta contundente: “No, decime cuanto es”. “Lo que quieras” me respondió. Le dí 50 centavos, y me fui sin pedir explicaciones, ni nada, y a cambio le dejé el tiket de recuerdo, no iba a gastarme en reproches a las 9.30 de la mañana, si esa era la muestra de lo que iba a ser mi día... Mientras iba caminando por la calle pensaba “Algo más para compartir con ellos”: ¡Bienvenidos al mundo de la Neurosis! (Espero no seguir agregando más a la lista, de lo contrario ¡Tolerancia Cero!. ¿Neurótica yo? Nooo...)

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