2/7/07

CARAS Y CARETAS

Observo una vieja fotografía que descansa eternamente en un viejo álbum de fotos que yo misma alguna vez seleccioné. Carita más redonda, mirada ingenua, cabello natural, cintura diminuta, poco maquillaje, ropa sencilla. Pasaron algunos años, y el cambio interior corre a muchísima más velocidad que lo que transmite la imagen exterior, esto es en respuesta a aquellos que no me conocen bien y piensan que cambié poco y nada. Mucha agua, fuego, aire y tierra pasó por el subterráneo de mis arterias, aunque no se note, no es algo que me proponga y menos que disimule. Tal vez a modo de comparación me gusta analizar la foto de otras personas. Tomo como ejemplo una revista de tan solo un año de antigüedad y observo a una chica sexy, a quien le sobra un brazo para taparse lo que quiere insinuar y contando con orgullo sus hazañas sexuales y la colección de amantes de ambos sexos.
Dejo abierta esa vieja revista y pongo al lado el último número adonde aparece la misma chica pero esta vez de impecable blanco. No, no me refiero a un portaligas de encaje, estoy hablando de ¡Un Traje de novia tan armado como la fiesta de casamiento de la que es protagonista! Se la ve emocionada, con un rosario colgado que empieza en la muñeca y termina en una falda tan almidonada como el guardapolvo de su lejano primer grado. El cabello lacio y platinado con extensiones dejó lugar a unos bucles más oscuros e ingenuos, la delantera perfecta y solo tapada por un brazo ahora está escondida en un corset de canutillos tornasolados y para completar la inmaculada imagen no podía faltar el flamante marido con esa ¡Cara de Gil que no se puede creer, y si miramos detenidamente ahora ella también tiene una sonrisa ingenua, tan igual a la de su novio que hasta parecen hermanos. Y para completar la feliz imagen de la parejita la ex chica sexy, entre comillas asegura que: “Me gustaría tener por lo menos cinco hijos”. ¿Me pregunto se puede cambiar tanto en tan solo un año? ¿Cúal de las dos chicas es la real? ¿Quién de las dos miente? Tal vez le conviene estar casada ó el novio es un sexópata encubierto. En fin..las posibilidades son tantas que sólo ellos saben la verdad. Vuelvo a mirar mis viejas fotos y me miro al espejo. Sonrío y me siento orgullosa de mantener la misma esencia. Después de todo no tengo que convencer a nadie, aquella y ésta soy yo, al que le gusta bien y al que no..., a mí no me interesa.

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