18/3/07

VIAJANDO HACIA LA NADA


Nueve de la mañana de un día lunes, jueves o tal vez viernes , esos días pueden ser testigos de la voluntad de un chofer colectivo que no quiere parar. Abajo quedamos los que no vamos a llegar a ningún lugar. Arriba, y como un barrido fugaz observo a los que se aprisionan desde la máquina de boletos hasta el último escalón con la mochila expuesta hasta la puerta herméticamente cerrada. Los que estamos abajo nos dividimos en dos grupos: los que nos acercamos al colectivo, golpeamos la puerta, descubrimos que tenemos más de un enemigo: los que se quedan estancados , los que no avanzan ni dejan avanzar. En el medio del carromato y desde nuestro lugar , aquí abajo , vemos un espacio vacío, el lugar dónde nosotros sí podíamos ocupar. El otro grupo está liderado por aquellos que miran el reloj ansiosos y finalmente deciden invertir siete veces más en un viaje para dos. Luego de arriesgar el cuerpo y la mente en medio de la calle, el tercer colectivo “Nos hace el favor de parar”. Por supuesto que si somos audaces con lo primero que nos enfrentamos es con una mochila cargada de todo justo frente a nuestras narices, despúes vendrá un empujoncito ingenuo , luego el embión y después la mirada indignada de los que están cómodamente parados al lado de algún asiento. Puedo leer en sus miradas algo así como: “Ja ,así es como ésta se abrirá camino en la vida” Ni hablar si logro sentarme. “Soy la trepadora univeral” Siento miradas ajenas como cuchillos filosos a punto de atacarme. No es para tanto despúes de todo. Yo tambien giro la mirada y enfoco directamente a esa gente que se queda parada en el lugar destinado a los discapacitados, a diferencia de ellos, éstos nunca se sientan. Sube alguien, bajan algunos, se sientan otros, pero los que eligieron el lugar de diferentes sin serlo siempre están allí paraditos, como si sus pies estuvieran cubiertos de alquitran que solo se despega al momento de bajar. Yo los observo con lástima. ¿A quíen no le gusta sentarse en el mejor lugar? Ni hablar los que siguen viajando amontonados en el mismo lugar desde que subieron y no me dejaban ir donde yo quería estar.Yo puedo avanzar pidiendo permiso sobre los que no les interesan perder su primitivo lugar, puedo abrirme camino a los empujones sobre los que no tiene la intención de caminar más allá, pero jamás ocuparía el lugar de los que no pueden elegir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Viajo todos los días en colectivo y nunca imaginé entrar en esos detalle....pero realmente ahora me voy a poner a observar en los mismos detalles que vos observaste. Me pregunto si habrá diferencias en el subte o en el tren que yo tambien viajo. Según mi humilde opinión es una exelente observación ya que muchos de nosotros no observamos esas pequeñas grandes cosas de todos los días de nuestras vidas.